El fileteado porteño, esa técnica decorativa tan popular, nació en los principios del siglo XX en Buenos Aires. Originalmente con ello adornaron los vehículos de cargo, carruajes, luego los camiones y colectivos.
El filete muy rápidamente se convirtió en un estilo complejo y original que no se podía comparar con nada. Las características más importantes del fileteado son los colores vivos, la estilización, el uso de sombras que dan profundidad a las imágenes, la tipografía gótica y muy decorada, la adoración, ya casi extrema, por la simetría, poner la composición en un marco pintado, llenar demasiado el espacio y el uso de los símbolos.
El fileteado poco a poco se convirtió en el símbolo iconográfico de Buenos Aires, mientras el tango se convirtió en la tendencia musical de la ciudad. Desde hace buen tiempo el tango y el filete son los representantes más populares de la identidad de Buenos Aires.
No es sorprendente porque desarrollaron juntos, florecieron juntos, se desaparecieron juntos y al final volvieron juntos. En diciembre del 2015 pusieron el fileteado en la lista del patrimonio cultural de la UNESCO.